Todo conduce al terreno de la evaluación.
En la política educativa nacional la evaluación tiene un papel muy importante, ya que esta finalmente es la que determina, si el alumno logro desarrollar ciertas competencias a las que debe llegar por medio de experiencias educativas. Dichas evaluaciones deben ser consecuentes con las reformas y orientaciones de la política educativa en general.
Diversas reformas educativas nos han llevado al auge de las evaluaciones por competencias del desempeño de las instituciones educativas y la evaluación por logros para el seguimiento del proceso de los estudiantes en el aula.
El logro no es más que aquello que se desea potenciar y obtener con el proceso educativo, el conocimiento que se usa, es decir la competencia y la competencia es aquel conocimiento perfecto e ideal al que todos debemos llegar. Pero, el carácter ideal del logro y el nivel de logro alcanzado al que se debe llegar por medio de experiencias educativas, casi nunca coinciden o coinciden solo parcialmente, ya que dicho orden se ve afectado por lo concreto , lo particular y lo subjetivo. Entonces casi siempre lo obtenido es diferente de lo esperado.
El contexto regula las prácticas, la creación, la evaluación, su influencia y sus consecuencias, pero a su vez genera la aparición y el desarrollo de ciertas competencias que determinan el significado y la pertinencia del uso de conocimientos.
El tema de competencias no es una nueva moda pedagógica, la idea ronda en la educación colombiana desde hace varios años, no sé si trayendo vientos de cambio buenos o malos; por que impulsa la transformación de procesos escolares en una cierta dirección: LA TRANSFORMACION DE CIUDADANOS COMPETENTES, individuos poli máticos que conocen muchas modalidades de las cosas, hombres de ciencia que solo son capaz de dominar y predecir.
La verdadera educación tendrá que hacerse no solo para lograr la eficacia técnica sino también para formar hombres integrales con valores morales, o en todo caso espirituales; pero también y en definitiva prácticos, ya que el desarrollo de una nación necesita de ellos de lo contrario tendremos lo que aquí ofrecemos en los últimos años: odio y destructividad, sadismo y cobardía, despreciativo dogmatismo y ferocidad. Y en última instancia la incapacidad para levantar una nación grande, que no puede construirse sin esos atributos espirituales.